“No podemos comparar la fruta colombiana con la peruana en términos de apariencia, no podemos comparar la fruta colombiana con la chilena en términos de calidad, no podemos comparar la fruta colombiana con la mexicana en términos de cercanías, pero sí podemos decir, con toda tranquilidad que no hay una fruta más sostenible que la colombiana”. Ricardo Mejía, gerente general de Fruty Green, tiene claro cuál es el punto fuerte del aguacate colombiano para competir de igual a igual en los mercados internacionales.
La producción de aguacates en el trópico tiene ventajas, como la abundancia de lluvias que elimina la necesidad de usar fertilización por riego, lo que la diferencia de países como Chile, Perú y parte de México. Sin embargo, también enfrenta desafíos, como una mayor presencia de plagas y enfermedades. La industria del aguacate en esta región es relativamente joven, con alrededor de quince años de producción y solo una década de exportación. A pesar de los retos, el sector está comprometido con la sostenibilidad y sigue creciendo y aprendiendo para mejorar en ese aspecto.
En Fruty Green vienen trabajando en disminuir la dependencia de los productos químicos para el manejo de los cultivos y se está subiendo al tren de los biológicos. “Estamos produciendo nuestros propios microorganismos en las fincas, nuestros propios controladores para algunas plagas específicas e implementando el uso de materia orgánica en las fincas”. Esto último como una forma de ‘devolverle al suelo lo que han tomado de él’. Precisamente ello les ha permitido ser más eficientes en términos de costos. “En algún momento, los altos costos de los fertilizantes nos obligaron a hacer ese cambio”, cuenta sobre una apuesta que está dada, “porque debemos tener cultivos sostenibles”.
El aguacate colombiano se destaca de otras fuentes debido a que entre el 25% y el 30% del área total de las fincas aguacateras en el país se destina a la conservación de bosques y recursos hídricos, mientras que el resto se utiliza para el cultivo. En el caso de Fruty Green, más del 35% de sus 600 hectáreas son áreas de bosques protegidos, y se esfuerzan por mantener y expandir estas áreas. Esto demuestra el compromiso con la sostenibilidad y las buenas prácticas agrícolas en la producción de aguacates colombianos, que se caracterizan por ser naturales y respetuosos con el medio ambiente.
La industria aguacatera enfrenta desafíos cruciales, siendo uno de los más destacados la necesidad de aumentar los rendimientos de las fincas, que actualmente promedian entre 6 y 7 toneladas por hectárea, cifras inferiores a las de otras fuentes de aguacate.
“En Colombia está pasando que hay árboles que ya superan los diez años y hemos visto un decaimiento de estos. Algunos los hemos podido recuperar, pero otros no. Eso es un factor para tener en cuenta, porque la productividad ha caído”, explica y añade que el clima de las últimas campañas también les ha ‘jugado una mala pasada’, provocando una disminución de la floración en los últimos dos años
Tomado de: https://redagricola.com/