La mejora productiva de animales de granja ha comenzado a sustituir su selección por un diseño inteligente a partir de la edición genética. Esta técnica permite hacer una producción “a la carta” para suplir una gama amplia de necesidades de última generación.
La ingeniería genética y la edición de genes basada en Crispr/Cas9, una herramienta por la cual sus desarrolladores ganaron el Premio Nobel de Química en 2020, ha permitido tener bovinos y vacas sin cuernos, modificar la prolactina para que los animales tengan menos pelo y sean más resistentes al estrés térmico, o prevenir posibles enfermedades como la tuberculosis.
En términos prácticos, es como “editar un texto en Word, se corrige el material genético”, sostiene Rodrigo Urrego, profesor de Genética de la Universidad CES. En países como Estados Unidos, las autoridades han aprobado el consumo humano de las especies que han sido sometidas a estas técnicas, y en Europa hay quienes están promoviendo regulaciones similares en su territorio para que el retraso científico no afecte las economías de sus sectores ganaderos.
Biotecnologías como la Inseminación Artificial, IA, y la Inseminación Artificial a Tiempo Fijo, Iatf, han sido diseñadas para su aplicabilidad en el sector ganadero, principalmente para el mejoramiento genético. La data científica explica que la Inseminación Artificial, a través del semen de toros altamente productivos, resalta las características del padre, las cuales han sido evaluadas en varias generaciones ya sea producción láctea y/o cárnea.
En resumen, la ingeniería genética y la edición de genes están revolucionando la producción bovina, permitiendo a los productores diseñar animales “a la carta” para satisfacer una amplia gama de necesidades. Con la adopción de estas técnicas y la implementación de biotecnologías como la Inseminación Artificial, el sector ganadero está bien posicionado para mejorar la productividad y la eficiencia en los años venideros.
Tomado de: agronegocios.co
Editado por: Croper