El fenómeno de la Niña, el alto costo de los fertilizantes y el envejecimiento de los cultivos ante la falta de renovación han incidido en que el sector sea menos productivo.
El agro pasó de ser el primer renglón en crecimiento durante la crisis por el covid-19 al último en la postpandemia. El alto costo de los insumos, el fenómeno de la Niña y y el reto buscar una mayor financiación en medio de la disparada de las tasas de interés le comenzaron a pasar factura a la productividad.
Mientras en 2020, Colombia luchaba contra el virus, y el Producto Interno Bruto (PIB) caía más de 7%, el agro ayudaba a evitar una mayor crisis, con un crecimiento del 2,3%. “A partir de ahí, en 2021, el agro creció 3,1% mientras el país lo hizo un 11%, superando solamente a la minería y las actividades inmobiliarias, para llegar a 2022 como el único sector en decrecimiento, con -1,9%”, indicaron los analistas económicos de Bancolombia.
Aunque desde hace años se viene hablando del potencial agrícola que posee Colombia, según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra) el país cuenta con 39,2 millones de hectáreas disponibles para la agricultura, al territorio lo aqueja un problema, que si bien no es nuevo, se ha venido agudizando: la baja productividad.
Árboles viejos y poco alimento
Uno de los ramos que más ha bajado su producción es el cafetero. Según el más reciente reporte de la Federación Nacional de Cafeteros, la producción del grano en marzo fue de 799.000 sacos de 60 kilogramos, 13% menos frente a los 914.000 sacos registrados en el mismo mes de 2022.
Y en lo que va del año cafetero (octubre 2022-marzo 2023), la producción fue de 5,6 millones de sacos, 10% menos frente a los 6,2 millones de igual lapso anterior.
Aunque este resultado se le atribuye, sobre todo, al exceso de lluvias, también ha influido una fertilización pobre y la falta de renovación de los cafetales.
“Al fenómeno de la Niña se sumó el alto precio de los insumos para los cultivos, causado por el conflicto entre Rusia y Ucrania. Eso llevó a que los cafeteros compraran menos insumos y fertilizaran menos, por lo que los árboles entregaron menos frutos”, explicó Álvaro Jaramillo, presidente del Comité de Cafeteros de Antioquia.
Esta situación empeoró con el atraso del plan de renovación de los cafetales, pues los cultivos están envejeciendo, dejando de ser productivos, competitivos y rentables.
¿Qué pasó? En el gobierno de Iván Duque no se dieron los recursos para arrancar con el Programa de Renovación de Cafetales, cuyo propósito es incentivar a los productores a que renueven esos árboles de café que han cumplido su ciclo productivo, otorgándoles paquetes de incentivos como créditos y recursos en fertilizantes edáficos por cada sitio renovado por siembra o zoca.
“El árbol de café tiene una vida productiva de cinco años, de ahí en adelante empieza una curva decreciente. En ese momento es que se debe renovar. Pero en 2022 no solo se fertilizó menos, sino que no se pudo arrancar con el programa. Antioquia, por ejemplo, es uno de los departamentos cuyos cultivos tienen un promedio de edad de cinco años y siete meses, pero sin esta renovación, el indicador se nos va a subir”, explicó Jaramillo.
Por ello, según el líder gremial, para este primer semestre del año se prevé que Antioquia entregue solo unos 500.000 sacos de café, es decir, unos 200.000 menos que lo que acostumbra a entregar, pues los árboles están más viejos y menos productivos.
Los otros cultivos
Pero el café no es el único que presenta estas dificultades. Los cultivadores de cítricos, aguacate y cacao también han notado una baja producción en sus cosechas.
Por ejemplo, Alejandro Vélez, de la Compañía Pecuaria Agrícola (Copeagro), afirmó que el año pasado tuvo una reducción del 60% en su producción frente a 2020. Asimismo, la mortandad de sus árboles ha estado cercana al 12%.
En cuanto al aguacate, si bien en 2022 este se consolidó como el quinto renglón de las exportaciones agrícolas del país, la temporada invernal generó una disminución de entre el 30% y 50% en la producción del fruto.
“El año pasado las inundaciones afectaron, por lo menos, dos millones de hectáreas sembradas. Con estas condiciones climáticas también se dificulta el control de plagas y la gestión de enfermedades”, señalaron desde Corpohass.
Por esto, para el gremio, este 2023 llegó con una serie de retos como factores climáticos adversos, con impacto en la calidad y tamaño de la fruta, aumento de la inflación local e internacional, y exceso de oferta en algunos mercados.
Por el lado del cacao tampoco escampa. Según la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao) la producción pasó de 69.040 toneladas en 2021 a 62.158 en 2022, es decir, hubo una disminución del 10%.
Eduard Baquero, presidente del gremio, expresó que dicha caída se explicó, principalmente, por el fenómeno de la Niña. “El exceso de humedad propició que los hongos afectaran los cultivos. Pero afortunadamente, años atrás hicimos una renovación de plantaciones y eso mitigó un poco los impactos”, anotó.
Por ahora, y luego de tres años de intensas lluvias que han dejado fuertes afectaciones en la producción de los alimentos, el agro colombiano se debe preparar para la posible llegada de un fenómeno del Niño, sobre todo los productores de cultivos como café, cítricos, hortalizas y aguacate.
Tomado de: El Colombiano
Editado por: Croper