El cacao en Colombia tiene una historia única, ya que es muy probable que esta especie tuviera su origen en las cuencas de los ríos Orinoco y Amazonas, regiones que hoy forman parte de Colombia y Venezuela. A pesar de su origen en esta área, durante la época de la conquista y el inicio de la colonia, el cacao ya era conocido y cultivado en la parte norte de Sudamérica y en Centroamérica, especialmente en lo que hoy es México.

Los antiguos habitantes de estas regiones americanas estaban muy familiarizados con el cacao, conocido como "kakawa" por los Olmecas en el norte de Centroamérica. Este término eventualmente se transformó en "cacao" por influencia de los conquistadores. Utilizaban el cacao no solo como alimento y medicina, sino también como una unidad de intercambio de bienes, funcionando como moneda, según algunos investigadores dedicados a este tema.

Los conquistadores y colonizadores europeos se familiarizaron con el cacao en las regiones que conquistaron y lo introdujeron en España como uno de los tesoros obtenidos en su conquista del Nuevo Mundo. La nobleza española se sintió tan intrigada por el cacao que podríamos afirmar que la primera exportación de cacao a Europa tuvo lugar en 1580, cuando un cargamento procedente de Norte de Santander llegó al continente europeo. Durante la época colonial, existen registros que respaldan el envío de cacao desde Colombia por diversas rutas hacia Europa, en particular hacia España.

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La producción de cacao en Colombia ha experimentado diferentes etapas, con altibajos en diversas regiones. En el siglo XVI, se establecieron cultivos en áreas que ahora corresponden al centro oriente y la parte norte del Valle, así como en el norte del departamento del Cauca. Estos cultivos de cacao criollo se consideraron de alta calidad y aroma excepcional, lo que llevó a priorizarlos en Colombia. Posteriormente, se cruzaron con criollos caribeños y forasteros amazónicos. Sin embargo, en el segundo tercio del siglo XX, los cultivos de esta región se vieron afectados por dos graves problemas sanitarios, el hongo Ceratocystis fimbriata y la enfermedad de la escoba de bruja, lo que llevó a una drástica reducción en su producción.

Durante los siglos XVI y XVII, se registraron cultivos de cacao en varias regiones de Colombia, incluyendo las estribaciones de la cordillera central, las estribaciones de la Sierra Nevada, alrededores de Cúcuta y la región centro occidental de Norte de Santander. En la segunda mitad del siglo XVII, se establecieron cultivos en áreas cercanas al río Magdalena, desde Mompós hasta el Tolima, con municipios destacados como Mariquita, Honda e Ibagué. A principios del siglo XVIII, se desarrollaron cultivos en el antiguo Caldas, aprovechando las riberas de otros ríos, y en la región centro occidental de Antioquia. En la segunda mitad del siglo XVIII, el cultivo alcanzó su apogeo en el Huila y el sur del Tolima, con áreas destacadas como Coyaima, Ataco, Chaparral, Neiva, Gigante y el valle de Timaná.

En la actualidad, algunos productores de cacao en Colombia están enfocados en lograr una producción de alta calidad que supere los 1000 kilos por hectárea. Están explorando prácticas para producir cacaos finos con sabor y aroma distintivos, lo que atrae a compradores dispuestos a pagar precios justos. La mejora en la calidad del cacao es esencial, ya que en muchos casos se pierde durante la cosecha y el proceso de beneficio. Factores como el beneficio inadecuado, la fermentación deficiente, el secado, almacenamiento y transporte inapropiados, así como la exposición a contaminantes, pueden afectar la calidad y el aroma que el cacao ha desarrollado en su entorno natural. Se espera que la calidad mejore a medida que más agricultores adopten prácticas de alta calidad y el mercado se desarrolle.

Tomado de: https://www.agrosavia.co/noticias