El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria lanzó un manual que permite calcular la huella de carbono del ganado.

El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) lanzó un manual que permite para calcular la huella de carbono (HC), un indicador que permite entender y cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que les da a los productores ganaderos la posibilidad de tomar decisiones de manejo en sus campos, en torno a un tema directamente relacionado con los negocios: la demanda por productos más sostenibles, como por ejemplo la carne carbono neutro.

Tomar decisiones sobre cómo gestionar el estiércol y darle importancia a la fermentación rumial (metano que se genera durante la digestión), son de las indicaciones que se dan en el manual titulado “Factores de emisión y coeficientes para estudios de huella de carbono en Uruguay: sector ganadero”,

La mayor parte en el campo

Según indica el documento en los productos agropecuarios, al menos un 70% de la HC es generada por los procesos que se desarrollan dentro de los establecimientos; entender eso es clave ya que representa una oportunidad para identificar potenciales vías de reducción de las emisiones de gases.

El metano, el óxido nitroso y el dióxido de carbono son los principales gases de efecto invernadero emitidos en los sistemas ganaderos (según un orden de relevancia destacado en el manual). La magnitud de cada emisión depende de varios factores, por ejemplo, la categoría de los animales, su tamaño y alimentación, además de actividades relacionadas a cambios en el suelo, transporte y uso de energía, se explicó.

Digestión, emisión de gases y estiércol

Por una parte, el metano resulta de la fermentación entérica en el rumen de los animales. La cantidad de metano que se libera depende del tipo de tracto digestivo, la edad y el peso de los animales, además de la calidad y la cantidad de alimento que consumen.

Los rumiantes como vacunos y ovinos emiten “considerablemente más metano” que los no rumiantes, como los porcinos o los equinos.

Cuando la alimentación es de alta calidad las emisiones de gases son menores que cuando la alimentación es de baja digestibilidad y tiene bajos valores de energía.

En el manual del INIA se resalta que en Uruguay la calidad de la dieta de los animales que consumen pasturas es muy variable durante el año, por la disponibilidad y variabilidad de los recursos forrajero y el efecto del clima sobre las pasturas; es importante que los productores tengan eso en cuenta ya que son aspectos que determinan las variaciones en las estimaciones de las emisiones.

La mayor parte de las emisiones de metano en vacunos y ovinos proviene de la fermentación entérica en el rumen, pero estas también se producen (junto a las de óxido nitroso) en la gestión del estiércol, durante su almacenamiento y tratamiento, como en el estiércol que queda en las pasturas durante el pastoreo; aunque esas emisiones tienden a ser menores.

Control del suelo

Para estimar las emisiones de óxido nitroso se deben contabilizar las emisiones directas y también las indirectas desde el suelo. Desde el INIA recomiendan tener en consideración todo el nitrógeno que ingresa al suelo por diferentes vías, como el excretado, el que ingresa por fertilizantes y también por la descomposición de residuos de cultivos.

Por otro lado, las emisiones de dióxido de carbono se relacionan con el uso de combustible fósil, sea por la generación de energía a partir de combustible fósil o por la combustión de motores.

Contabilizar esas emisiones con cálculos detallados en el manual le permitirá a los ganaderos calcular la HC y así tomar decisiones en sus predios.

Fuente: Agronegocios
Editado por: Croper.com