Colombia posee un sólido potencial para la producción de embriones bovinos en laboratorio, respaldado por su tecnología avanzada para llevar a cabo estos procedimientos. No obstante, existe una carencia de información sobre cómo ciertas hormonas pueden beneficiar este proceso. Una especialista en salud animal ha investigado la aplicación de esta estimulación en diversas razas de ganado en el país y ha demostrado que puede impulsar la producción en un impresionante 93%.

En 2022, Colombia produjo más de 709,000 toneladas de carne bovina y aproximadamente 7,414 litros de leche, con un consumo promedio anual por persona de 17.1 kg de carne y 158 litros de leche. Estos datos subrayan la relevancia de estos productos en la economía del país. En particular, el comercio de carne movió alrededor de 71 millones de dólares en 2019, con Rusia, Chile, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Hong Kong como los principales destinos de exportación, según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.

Como es indispensable pensar en alternativas para que haya una mayor y mejor oferta de ganado y de crías para solventar la demanda, Silvia Andrea Ruiz Cristancho, magíster en Salud y Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), se adentró en el entendimiento de cómo la hormonas gonadotropinas, hormona foliculoestimulante (FSH) y gonadotropina coriónica equina (eCG) pueden incidir para mejorar la producción in vitro de embriones bovinos.

La experta llevó a cabo un estudio en el que analizó 23 vacas de diferentes lugares, como San Martín (Meta) y El Rosal (Cundinamarca). Estas vacas se consideran "donadoras", ya que se extraen sus oocitos (óvulos en las mujeres) para procesarlos en laboratorio y crear embriones que luego se transfieren a otras vacas, funcionando de manera similar a un proceso de "vientre de alquiler". Las razas utilizadas en el estudio incluyeron Simmental, Jersey, Holstein, Brahman y Gyr.

Los bovinos fueron sometidos a cuatro tratamientos diferentes con el fin de comparar la eficacia de cada hormona. El primer grupo no recibió ningún tipo de estimulación. El segundo grupo fue tratado con la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) y progesterona. El tercer grupo, además de la GnRH y la progesterona, recibió FSH. Por último, el cuarto grupo fue inyectado con eCG.

“Para medir el éxito del proceso se toman cuatro variables: (i) tasa de recuperación, que es cuántos oocitos se pueden extraer de la vaca donante, (ii) maduración, que es el crecimiento en laboratorio luego de ser extraídas, (iii) clivaje, si efectivamente el oocito es fecundado por una serie de espermatozoides en laboratorio, y (iv), si se convierten o no en blastocitos, etapa en la que los embriones están listos para ser transferidos a otra vaca”, explica la investigadora.

La estimulación con varias hormonas tuvo un efecto muy positivo en la recuperación de oocitos, con tasas entre el 83.6% y 93%. Además, el segundo grupo experimentó un aumento del 75.4% en la tasa de clivaje. Aunque el cuarto grupo no mostró mejoras en la formación de blastocistos y el clivaje, estos resultados son comparables con investigaciones internacionales, lo que proporciona una referencia valiosa para futuras investigaciones.

La investigación presenta novedades en su enfoque en diferentes razas bovinas, destacando que las vacas Brahman de los Llanos obtuvieron los mejores resultados en todas las variables estudiadas. Esto proporciona información valiosa para comparar el desempeño en diferentes regiones del país. Además, se destaca la importancia de la aspiración folicular realizada en el quinto día de la inyección hormonal, que consiste en extraer oocitos de los folículos ováricos, cuya cantidad varía según el efecto de cada hormona.

Los oocitos maduraron durante 18 a 24 horas y luego se combinaron con espermatozoides en cajas durante 18 horas. La evolución de embriones se observó con un estereoscopio. Después de 7 días, se contaron los embriones aptos para ser transferidos a las vacas receptoras. La investigación fue supervisada por los profesores Claudia Jiménez Escobar y Jorge Zambrano de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAL.

Tomado de: https://agenciadenoticias.unal.edu.co/