La ganadería ha venido cambiando y aceptando que los avances tecnológicos hacen parte de la actualidad. La inseminación artificial es una de las herramientas que se tienen en el presente para mejorar la reproductividad, pero existen productores aún muy arraigados a las prácticas tradicionales.

Los procesos de inseminación artificial son llevados a cabo por profesionales en las explotaciones ganaderas. Este trabajo requiere mucho cuidado y compromiso porque lleva consigo una inversión que realizan los productores, razón por la cual se debe valorar tanto el trabajo del predio, como de los profesionales que lo realizan

Actualmente existen productores que prefieren reproducir a sus animales por medio de la monta directa, a lo cual Jhon Londoño Sossa, médico veterinario zootecnista y consultor internacional en reproducción de ganado de leche y carne, indica  que en los procesos de inseminación lo primero que se debe tener en cuenta no es la cantidad de vacas que se preñan, sino lo exitoso que puede llegar a ser el proceso en términos de mejoramiento genético.

“No es cuántas vacas se preñan por medio de la monta continua o la inseminación artificial, sino que lo importante es saber en qué periodo de tiempo, siendo esto lo primero que se debe tener en cuenta”, asegura Londoño Sossa.

El profesional asegura que se debe preñar a las vacas en un periodo no mayor a 100 días. En el caso de la monta directa continua, el toro siempre está trabajando, razón por la que los productores deben empezar a realizar ecografías.

“Así se logra ver algunas vacas efectivamente preñadas y otras no, entonces son estas últimas las que no pueden ser manipuladas hormonalmente poniéndoles prostaglandina o dispositivos para volverlas a acalorar porque el toro está ahí y no se sabe si están recién servidas o si la gestación lleva 15 días y no la he podido ver”, expone Londoño Sossa.

Es por esta razón que con la inseminación artificial la situación es distinta porque los tiempos son precisos, pues de acuerdo con el experto, hoy se inseminan y a los 22 días se revisa si están o no preñadas. Si no quedó, la vaca dos días después vuelve a recibir servicio y en ese mismo periodo de 100 días, al final del ejercicio se debe tener toda la seguridad que se obtendrán más preñeces que con la monta continua”.

Esto significa que durante estos procesos no se puede culpar al personal que realiza la labor, sino que hay que tener en cuenta los tiempos que necesitan para obtener resultados, pues son los que determinan el éxito o fracaso de la herramienta utilizada.

El profesional asegura que si el proceso no fue un éxito, como se espera, entonces se tiene que revisar “otros factores más concluyentes como la condición corporal de las vacas, la oferta forrajera, si la evaluación de las vacas al postparto se hizo y de qué manera se llevó a cabo, entonces hay muchas cosas que deberían evaluarse antes de pensar que el técnico que ayuda no cumplió con su labor”.

7 pasos para realizar inseminación artificial de forma correcta

  1. Inmovilizar el animal

Se pueden utilizar bretes colectivos o individuales, caballetes o taburetes para inmovilizar el animal durante el procedimiento y que este se realice cómodamente tanto para la vaca, como para quien realiza la práctica.

También se recomienda mover la cola y colocarla encima del antebrazo izquierdo o amarrarla para que no estorbe en medio de la actividad. Es primordial que la persona que vaya a realizar la inseminación use guantes durante toda la intervención.

2. Limpiar el área

Es indispensable realizar una limpieza de la zona de la vulva de la vaca con una toalla de papel o con un trozo de tela limpio para retirar el estiércol y los residuos y así evitar introducir materia fecal, descargas corporales y otros microbios en el útero del animal.

3. Disposición de la pistola de inseminación

Se procede a preparar la herramienta. Se debe precalentar la pistola frotando vigorosamente con una toalla de papel, en ella se monta la pajilla con su respectiva funda de protección y se deja lista para su utilización.

4. Introducción de la pajilla y uso del brazo

La pistola se debe introducir a través de la vulva en un ángulo de 35° a 40°. Durante el proceso se debe utilizar la mano izquierda en el recto.

A medida que la herramienta se acerca el cuello uterino, lleve el dedo pulgar y los 2 primeros dedos hacia el extremo del cuello uterino que sobresale hacia la vagina.  Esto le permitirá reconocer la localización de la abertura o canal cervical y la punta de la pistola de inseminación.

5. Aplicación del semen

Una vez se haya ubicado bien el cuerpo del útero, se debe hundir lentamente el succionador hasta el extremo donde está la mano derecha y depositar el contenido de la pajilla allí. Al finalizar esta acción, se debe dejar que el semen siga su camino para culminar el proceso de fertilización.

6. Desecho de utensilios

No olvide desechar la pajilla, los guantes y las toallas que se utilizaron en el procedimiento en el lugar correcto.

7. Registro

Es de vital importancia que al finalizar el procedimiento se anote el número o identificación de la vaca, la fecha en la que se realizó la inseminación, las características del toro o la pajilla que se utilizó y el nombre del técnico o encargado de la ejecución de la operación.

Hay muchos factores que influyen para que la inseminación artificial sea un éxito o un fracaso. Para que el proceso sea efectivo la persona que va a realizarlo debe estar capacitada y saber identificar cuando está en celo el animal y si se encuentra en óptimas condiciones. Otros aspectos que influyen son la nutrición y la salud de la vaca.

Inseminación artificial para mejorar la producción de carne y leche en la ganadería tropical

La Inseminación artificial ha favorecido el mejoramiento genético de las razas de bovinos y ha sido el medio para la creación de nuevas razas, fijando y reforzando los caracteres genético-productivos de interés para el hombre y permitiendo la selección de progenitores para lograr una descendencia deseable.

Se utiliza en prácticamente todo el mundo, al grado que, en los países desarrollados casi el 100% de las vacas son preñadas con este método; sin embargo, en los países menos desarrollados su uso ha tenido serias limitaciones.

Existen experiencias que indican que mejorando la alimentación y cuidados sanitarios, se mejora la producción; no obstante, esto puede ser posible hasta cierto punto, ya que de no haber un potencial genético que respalde las mejores condiciones, los parámetros productivos seguirán siendo bajos.

En algunos países durante los últimos 15 años donde se han hecho mejoras substanciales en las condiciones de salud y alimentación, tras el uso de la inseminación artificial con sementales genéticamente superiores, se ha incrementado notablemente la eficiencia en la producción de leche y carne, pasando de una producción de leche promedio de 8 kg/vaca/día a promedios de 14 a 16 kg/vaca/día; paralelamente su producción de carne se ha incrementado hasta en un 20%.

La diferencia entre la inseminación artificial y la monta natural, estriba en que la primera permite una utilización racional del semental, preferentemente de alta calidad genética ya que al mismo tiempo pueden inseminarse un gran número de vacas en distintos lugares; mientras que con la monta natural un toro podría servir en condiciones óptimas a unas 60 vacas en un solo rancho.

Además, la conservación prolongada del semen, asegura que un semental pueda seguir procreando descendencia por varios años aún después de haber muerto. Actualmente, es una práctica cotidiana la comercialización del semen congelado entre un país y otro, sin necesidad del traslado físico del semental.

Esta técnica es un instrumento valioso de apoyo en el mejoramiento genético y desarrollo ganadero, debe ser amplia y racionalmente utilizada en la ganadería tropical a fin de incrementar los índices de eficiencia, producción y productividad, aprovechando la base genética de las hembras de los bovinos locales, que muestran resistencia al ambiente tropical para generar cruzas, utilizando el semen congelado de razas lecheras o cárnicas, de mayor aceptación en el mercado, a fin de que las crías resultantes tengan mayores rendimientos productivos (ganancia de peso, precocidad, producción de leche, etc.), y un valor agregado a la venta.

En muchas zonas del país, como las tropicales, la inseminación artificial podría ser el medio ideal para introducir razas de bovinos que mejoren el rendimiento del ganado local, ya que debido a las condiciones climatológicas, topográficas y socioeconómicas, no es posible mantener sementales de razas puras.

Sin embargo, debe tenerse presente que la inseminación artificial por sí sola no logrará  superar las dificultades por las que atraviesa la actividad pecuaria, que lleva implícito una serie de actividades que deben mejorar o implementar en las unidades de producción conjuntamente desde el momento en que se planea aplicar la inseminación artificial; tales como: mejoras en instalaciones, alimentación (praderas, minerales), programa sanitario, manejo del becerro, capacitación de personal, todo esto bajo un sistema de administración eficiente, lo que podría asegurar el éxito de esta tecnología.

En el caso de no cuidar todos los elementos y a pesar de los beneficios muchas ganaderías abandonan la inseminación artificial debido a que los resultados no son los esperados, por descuidos en la elección de la raza y del toro; inadecuadas condiciones del medio, mala administración, capacitación deficiente del técnico y deficiente cuidado de las crías nacidas por inseminación artificial (mejoradas).

En otras palabras, el éxito de la inseminación artificial no solo depende de depositar correctamente el semen en el sitio exacto de la matriz de la vaca y en el tiempo adecuado, como un simple acto mecánico, sino que el Técnico Inseminador, conjuntamente con los propietarios, encargados, y veterinarios de los ranchos deben estar convencidos y comprometidos con los objetivos que se persiguen al introducir la inseminación.

Elección de semental

Antes de iniciar con la selección de los sementales, es conveniente enfatizar que con la inseminación artificial no solo se pueden difundir características favorables en la descendencia, sino que existe el riesgo de introducir en el hato desde características indeseables hasta caracteres letales cuando la selección de un semental no se realiza con bases confiables; ya que puede haber sementales portadores de genes no deseables que pueden heredarse a los hijos.

Por esa razón, las posibilidades de que con la inseminación artificial esas características indeseables se difundan ampliamente, ocasionaría efectos devastadores para la ganadería. De aquí que es recomendable recurrir a compañías de inseminación artificial serias, y no adquirir semen de toros no probados.

Partiendo de las razas especializadas en leche las mejores alternativas para el trópico serían las razas Holstein, Suizo Pardo y de más reciente introducción la Simmental. Tanto la Holstein como la Suizo Pardo en cruzamiento con las razas cebuinas de la región han dado buenos resultados.

En resumen, la importancia de la inseminación artificial en la cría de animales, se debe a que los animales mejorados a través de esquemas de cruzamiento, resultarán en animales más eficientes y de mayor producción; sin embargo, la adopción de un esquema de cruzamiento para el ganado criollo de la región, deberá someterse a evaluación desde el punto de vista económico y de retorno de capital, tomando en consideración el progreso genético en función a los cambios que aumentan la producción de leche o carne y los progresos en fertilidad, representada por la eficiencia de esta herramienta para dejar vacas con cría. De esta manera, los criterios que se utilizan para evaluar los programas de inseminación artificial deben tener como base la cantidad de crías nacidas por este método, el valor económico de las crías y las pérdidas de tiempo y en crías debidas a los problemas de la fertilidad lograda.