Importancia del uso de bioestimulantes en los cultivos
Un bioestimulante es una sustancia o mezcla de ellas diseñado para ser aplicado solo o en mezclas sobre plantas de cultivos, semillas o raíces con el objetivo de estimular los procesos biológicos, y, por lo tanto, mejorar la disponibilidad de nutrientes y optimizar su absorción.
La palabra está formada por dos conceptos, em primer lugar “bio” que significa vida y “estimulante” que indica que promueve o provoca un estímulo
Estas sustancias se utilizan cada mes más en la agricultura convencional y puedes ayudar a resolver ineficiencias en el campo, que persisten a pesar de las múltiples mejoras en los procesos de producción. Otorgan mayor rendimiento y calidad, por lo que ayudan a los agricultores a producir mucho más con menos recursos.
Así mismo, incluyen diversas formulaciones de compuestos, sustancias y otros productos que se aplican a plantas o suelos para regular y mejorar los procesos fisiológicos del cultivo, haciéndolos más eficientes.
Estos actúan sobre la fisiología de las plantas por medio de diferentes vías que los nutrientes, para mejorar el vigor del cultivo, rendimientos, la calidad y la vida útil.
Tipos de bioestimulantes
Entre los bioestimulantes vegetales se pueden encontrar una gran variedad de tipologías como lo son ácidos humídicos, ácidos fúlvicos, extracto de algas y aminoácidos; pero existen más clasificaciones dentro del grupo de los bioestimulantes como son los hongos que ofrecen numerosos beneficios para las plantas, las micorrizas o incluso algunas familias de bacterias beneficiosas que actúan a nivel de la rizosfera.
Partiendo de las sustancias y microorganismos mencionados anteriormente, la industria agropecuaria fabrica productos de origen o combinados, para usos muy concretos, pero siempre con el fin de estimular, mejorar y proteger la planta.
Su uso es muy diverso, desde potenciar el desarrollo radicular de las plantas, estimular el crecimiento vegetativo, inducir a una mejor y mayor floración, mejorar la resistencia de las plantas y protegerlas ante diferentes adversidades climáticas como heladas, sequias, entre otras, hasta influir en el aumento del rendimiento de los cultivos.
Cada bioestimulante puede estar formulado para provocar beneficios diferentes en cultivos diversos; sus utilidades son diversas, según las necesidades de cada etapa.
1. Incrementar la tolerancia de los cultivos para superar el estrés abiótico
2. Facilitar la asimilación de nutrientes, traslocación y su uso.
3. Mejorar la eficiencia del metabolismo de las plantas para obtener incrementos en la cosecha y mejorar la calidad de la misma.
4. Mejorar los atributos de calidad: incremento de azucares, color, calidad de cosecha, entre otros.
5. Mejorar la fertilidad del suelo, especialmente por medio del fomento del desarrollo de microorganismos del suelo.
6. Lograr un uso del agua más eficiente.
Teniendo en cuenta la amplia variedad de productos que existen, se debe ser consciente de que cada bioestimulante vegetal está diseñado para cumplir una función especifica en la planta. Por eso es de gran importancia, manejarlos de una forma adecuada y conocer cuál se debe usar en cada momento.
¿En qué se diferencia un bioestimulante de un fertilizante?
Los bioestimulantes operan a través de mecanismos diferentes que los fertilizantes, independientemente de la presencia de nutrientes en los productos.
La principal diferencia de un bioestimulante con un fertilizante convencional es una formulación rica y compleja que busca dos aspectos fundamentales:
-Conseguir un producto basado en una matriz compleja y donde la importancia radica en el equilibrio de sustancias que se aportan.
-Que la parte activa de ese producto sea un catalizador, sustrato o reactivo de una reacción metabólica.
Un bioestimulante busca desplazar las reacciones bioquímicas naturales de la planta hacia lo que pretendemos favorecer.
Por tanto, no se utilizan para reemplazar a los fertilizantes, sino que se pueden emplear conjuntamente para lograr un mayor y mejor crecimiento de las plantas, dado que proporcionan protección adicional contra estreses, usan los nutrientes de los fertilizantes de forma más eficiente y mejoran la absorción de los mismos.
Además, con la bioestimulación se minimiza el uso de productos químicos ya que, al reforzar las defensas de la planta, ésta está más sana y fuerte para afrontar plagas y enfermedades. Se ahorra dinero y se evitan residuos.
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