El agua es un recurso vital para la agricultura, pero su uso ineficiente puede llevar a la degradación del suelo, la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad. Por lo tanto, es crucial que los agricultores adopten prácticas de manejo del agua que sean sostenibles y eficientes. Esto puede incluir la implementación de sistemas de riego eficientes, la mejora de las prácticas de manejo del suelo, la recolección y almacenamiento de agua de lluvia, entre otros.
La reutilización del agua es de gran utilidad para aliviar la presión ejercida sobre los recursos hídricos disponibles, extender el uso del agua ya utilizado y generar recursos adicionales a los convencionales. Además, es importante seleccionar el sistema de riego más eficiente y que satisfaga las necesidades del cultivo.
En la agricultura se ocupa el 70 % del agua que se extrae en el mundo. El Banco Mundial se ha comprometido a proporcionar asistencia a los países para apoyar sus esfuerzos encaminados a alcanzar sus objetivos de crecimiento económico y reducción de la pobreza. La agricultura de regadío representa el 20 % del total de la superficie cultivada y aporta el 40 % de la producción total de alimentos en todo el mundo. Es, en promedio, al menos el doble de productiva por unidad de tierra que la agricultura de seco, lo que permite una mayor intensificación de la producción y diversificación de los cultivos.
Tomado de: bancomundial.org
Editado por: Croper