En Ayapel, municipio del departamento de Córdoba, hay un sistema cenagoso, un complejo hídrico ubicado entre 25 y 50 metros sobre el nivel del mar. Conformado por 40 ciénagas, ríos y caños que interactúan entre sí para darle origen a lo que conocemos como La Mojana.

Cuando se está en época de aguas altas, este sistema puede alcanzar un área de 145 kilómetros cuadrados, y durante las aguas bajas se reduce hasta 40 kilómetros cuadrados. Ubicado en la vertiente caribe colombiana, está conformada por las cuencas de los ríos Magdalena, Cauca, Atrato, San Jorge y Sinú.

Las diferentes comunidades que habitan los alrededores de este sistema cenagoso, sufren, entre muchas otras dificultades, por inundaciones anualmente, daños en los cultivos, problemas de contaminación hídrica y reducción de la oferta pesquera.

Para Nestor Aguirre, investigador del Grupo de Geografía y Limnología de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia, el aprovechamiento de los recursos naturales expone a estos ecosistemas a una presión constante que puede resultar insostenible en cuanto al desarrollo económico, social y ambiental.

Esta reserva hídrica está conformada por una compleja estructura que a su vez cumple el hábitat de diferentes especies de fauna cuya dieta alimentaria está basada en plantas acuáticas y microorganismos, por lo que se generan procesos de producción y consumo.

Este sistema cenagoso está conectado con el río Cauca, comenzando desde Caucasia, Antioquia hasta Nechí, Córdoba; y con el río San Jorge ubicado en la puerta de La Mojana, una zona rica en humedales perteneciente a la depresión Momposina.

El 2 de febrero de 2018, el sistema cenagoso de Ayapel ingresó en el listado de la Convención Internacional de Ramsar que busca la conservación y el uso racional de los recursos valiosos y vulnerables.

Después de esto, la facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia se encargó de continuar con el monitoreo permanente del conjunto de cienagas y de contribuir a la toma de decisiones

Predicciones más precisas

Después de esta declaratoria, la Facultad de Ingeniería le hizo frente al reto de continuar con el monitoreo permanente del conjunto de ciénagas y de contribuir a la toma de decisiones frente al aprovechamiento de los recursos naturales con datos confiables.

El Grupo GeoLimna trabaja en alianza con el Grupo de Electrónica de Potencia, Automatización y Robótica —Gepar— en el proyecto Sistema de Medición de Variables Ambientales ,Simevam, adscrito al Comité para el desarrollo de la Investigación de la Universidad de Antioquia.

“Instrumentando las cuencas, mediciones en tiempo real, con datos confiables, podríamos tener una cantidad de datos significativa que nos permita hacer predicciones y responder a preguntas tan cotidianas como ¿habrá subienda? o ¿nos inundaremos este año?”, explicó el docente Aguirre Ramírez, doctor en Ciencias Naturales-Limnología.

Algunas de las variables ambientales que monitorea Simevam son el nivel y calor del agua, la luz y los iones en el agua. Esta información se obtiene en tiempo real gracias a “métodos electrónicos y computacionales que permiten generar simulaciones y anticipar las inundaciones”, indicó Aguirre Ramírez}

Por su parte, el investigador del Grupo Gepar, David Fernández Mc Cann, explicó que “para poder predecir tienes que tener la capacidad de observar alguna tendencia y para observar esta tendencia necesitas datos. Entonces no solo basta una información puntual que se suministra desde las diferentes investigaciones que se han hecho desde la Universidad, sino que realmente, si queremos predecir con precisión, necesitamos contar con datos continuos”.

Lo primero que requiere este monitoreo es ubicar aparatos para medir estas variables: “Saldrán primero unos dispositivos que vamos a ubicar a orillas de la Ciénaga de Ayapel, en un lugar estratégico. A través de internet, vamos a poder obtener esa información continua que se puede observar en la pantalla de su computador. Será información pública, si es posible, y tendremos un grupo de estudiantes para que observen estos datos y los analicen”, indicó Aguirre Ramírez.

Anticiparse a las inundaciones, entre otros comportamientos de estos ecosistemas, es importante en tanto a que el crecimiento demográfico, y la deforestación que esta genera, ha aumentado la frecuencia de estos eventos, sobre todo durante el fenómeno de La Niña, cuando se tienen mayores afectaciones. Los investigadores resaltaron que para poder adaptarse a esta situación es importante contar con mayor información y aceptar el reto de la instrumentación y la medición confiable de variables físico-bióticas o ambientales y el procesamiento de ésta con fines predictivos.

Aunque ahora la investigación se realiza a corto plazo y va hasta el año 2023, los investigadores señalaron que se requiere de procesos de largo aliento que permitan reunir datos por lo menos durante una década para poder hacer predicciones confiables que beneficien a las comunidades y los ecosistemas.

Esta recolección permanente de datos y en tiempo real del conjunto de ciénagas es importante para preservar los servicios ambientales de este sistema cenagoso, que provee de agua a la región, tiene asociada una estructura de producción arrocera —recientemente de mango—, y es una zona ganadera y de pesca, con lo que se beneficia directa e indirectamente a más de 48.000 habitantes de Ayapel.