El café es uno de los principales cultivos que tienen presencia en las regiones tropicales y subtropicales como Brasil, Colombia, Guatemala y México. Este producto también crece ampliamente en países como África y Madagascar.
Este grano es miembro de la familia rubiácea que abarca un gran número de especies. El fruto maduro del café o cereza es carnoso y se describe como una baya esferoidal, con un diámetro entre 15 y 20 milímetros y durante el proceso de maduración cambia el color de la cereza de verde a rojo.
La semilla es rica en polisacáridos, lípidos, azucares reductores y cafeína. Normalmente contiene dos semillas que están cubiertas por una fina membrana llamada espermodermo.
Para obtener un café de alta calidad, debe ser cosechado cuando las cerezas están completamente rojas, es decir maduras. Si están muy maduras, son difíciles de procesar y resulta un producto de baja calidad
Para separar la semilla de la pulpa, se realiza un proceso que se conoce como beneficio del café. Este proceso incluye todos los pasos que eliminan la pulpa, el mucilago y pergamino; dejando los granos de café listos para ser tostados y puede realizarse por vía húmeda o por vía seca.
El beneficio por vía seca es un método donde los frutos maduros se mantienen en el árbol mientras experimentan una deshidratación parcial. Cuando se recolectan, se dejan secando al sol hasta que alcanzan una humedad de 10 a 11 por ciento, después de esto se descascaran.
El beneficio por vía húmeda, es la etapa de eliminación del mucilago por fermentación y es una de las etapas más importantes dentro del proceso de beneficio, debido a que la calidad final del grano dependerá de la bondad de la fermentación practicada.
En la industria cafetera, que ocupa un lugar importante en la economía de muchos países de América Latina y África, la producción ha sido acompañada tradicionalmente de abundantes subproductos que, hasta hace algunos años, se habían considerado desechos como: la pulpa, el mucilago y el pergamino. El disponer en grandes cantidades de estos materiales, implica un enorme problema y representa un claro riesgo de contaminación en los países productores.
La pulpa de café es un material fibroso mucilaginoso y se genera durante el procesamiento del café por vía humedad y constituye cerca del 40 % del peso fresco de la cereza de café.
Por cada tonelada de café cereza procesada por esta vía, se genera cerca de media tonelada de pulpa. Cuando el procesamiento del café se realiza por vía seca se denomina como cáscara de café y solo se generan 90 kilogramos.
El manejo de la pulpa de café es una de las acciones ambientales de mayor importancia en el beneficio húmedo de este, debido a que en esta etapa se genera un gran impacto ambiental sobre los ecosistemas.
En el proceso de transformación de café, se estima que aproximadamente el 5 por ciento de la materia vegetal generada, es utilizada en la elaboración de la bebida. Este proceso consta de varias etapas donde se general materiales como las hojas y las ramas que se quedan aportando materia organiza al suelo.
Los tallos generalmente son usados como leña o madera; la pulpa y el mucilago que resultan en el proceso de beneficio, la cascarilla generada en la trilla y el ripio generada en la preparación de la bebida a partir del grano tostado o molido deben tener un manejo adecuado, pues de lo contrario se convierte en fuente de contaminación de los recursos naturales de las zonas cafeteras.
Sin embargo, la pulpa en particular se puede transformar en un factor positivo o muy negativo dependiendo del uso y tratamiento que se le dé. Este material representa el 44% del peso fresco del fruto, siendo el principal subproducto del beneficio.
Está compuesto por cenizas, grasas, fibra, proteínas, nitrógeno, fosforo y potasio; lo que lo convierte en excelente fuente de materia orgánica con múltiples usos, por ejemplo, los lombricultivos.
Así mismo, se puede utilizar como fertilizante debido a su alto contenido de nutrientes. También mejora las condiciones biológicas, favoreciendo el desarrollo de microorganismos benéficos. Otra practica poco utilizada en Colombia es la producción de hongos comestibles, muy apreciados por sus aportes nutritivos y medicinales.
Para aprovechar al máximo las grandes bondades que ofrece la pulpa del café y evitar la contaminación, los invitarnos a aplicar las siguientes recomendaciones:
1. Evite utilizar agua en los procesos de despulpado y transporte de la pulpa al procesador, el que conocemos como “fosa”. Se debe evitar al máximo que la pulpa entre en contacto con el agua para evitar que se laven sus nutrientes y facilitar el proceso de transformación en materia orgánica.
2. Destinar el área suficiente para almacenar la pulpa de acuerdo a la producción de su finca.
3. El procesador de pulpa, debe estar techado y se debe evitar que le entre agua.
4. El piso debe estar impermeabilizado utilizando materiales como mayólica (gress), plástico, geomembrana. Poner la pulpa directamente en el suelo genera percolación, lo que significa paso lento de fluidos a través de materiales porosos del suelo llegando a las corrientes subterráneas y fuentes hídricas generando contaminación.
5. Si usa fermentación natural, la recomendación es llevar la primera cabeza de lavado y esparcirla en el procesador sobre la pulpa.
6. Recoger los lixiviados que salen de la fosa y reincorporarlos a la pulpa. Debemos evitar que estos lixiviados lleguen a las fuentes hídricas o tengan contacto con el suelo. Realizando esta actividad podemos evitar 100% de la contaminación.
7. Voltear la pulpa semanalmente permite que el proceso de transformación en abono orgánico sea más rápido, debido a que al permitir la oxigenación se aumentan los microorganismos encargados de la descomposición.
8. Además, se puede procesar la pulpa en composteras o lombricompostas. Los costos que representan el manejo de la pulpa con lumbricultura, significan un ahorro en la medida que se aprovecha este subproducto del cultivo como fuente de materia orgánica.
Fuente: Agronegocios
Editado por: Croper.com