Según los estudios realizados por Fedegán-FNG sobre este tema, se identifican tres factores clave que explican la disminución en la producción de leche en Colombia:

1- Porque existe un gran desestimulo del consumo de leche por altos precios al consumidor.

2- Por la transición de unidades productivas hacia el mercado de novillos por mejores precios.

3- Por los altos costos de producción, especialmente de suplementación en trópico alto.

Desde el segundo trimestre de 2022, se ha experimentado un crecimiento negativo en la producción. En cuanto al consumo, se observa una disminución de 8 litros por persona durante el año 2022. Además, en el ámbito de los costos, el impacto de los fertilizantes ha sido significativo.

Análisis Prospectivo: Cómo se Perfilarían los Precios de la Leche en 2024.

Dos variables jalonarían al mercado, pero cada una en sentido contrario, señala Óscar Cubillos de Fedegán-FNG.

En primer lugar, se destaca el fenómeno de El Niño, pronosticado con una intensidad significativa en el primer trimestre de 2024, lo que podría dar lugar a un escenario de reducción en la producción de leche.

En segundo lugar, destaca el contingente de importación de leche en polvo desde Estados Unidos, con un cupo establecido en 17,261 toneladas. Es crucial señalar el arancel extra-contingente, que se sitúa en apenas un 4.4%, mitigando así la criticidad del escenario doméstico de baja en producción.

¿Qué significancia tienen estos escenarios en materia de precios pagados al productor?

Como tradicionalmente ha ocurrido, el fenómeno de El Niño hace que los precios pagados al productor tengan presión al alza (menos pastos, menos oferta de leche).

Pero también, tradicionalmente, aumenta la importación de leche y, de esta manera, se le resta fuerza a esa presión en los precios.

Un factor adicional a considerar es el tipo de leche que Colombia está importando, específicamente, una creciente cantidad de leche descremada. En 2016, el 29% del total de leche en polvo importada era descremada; en 2022, esta cifra aumentó al 55%, y en lo que va de 2023, alcanza el 62%. La complicación radica en que el precio de este tipo de leche se sitúa en torno a los US$2,400 por tonelada producida en Estados Unidos, mientras que la leche entera se encuentra alrededor de US$4,100 por tonelada.

Se plantea un dilema sobre la percepción del precio de la leche para los productores en el primer trimestre del año. Existe la expectativa tradicional de un aumento, que, dadas las circunstancias descritas, podría no ser tan significativo. Ambas perspectivas, ya sea medio vacío o medio lleno, impactarían en el precio al consumidor, contribuyendo a una morigeración. La reducción de la presión en los precios podría conducir a un aumento en el consumo, dinamizando un mercado que ha experimentado restricciones. El aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de la leche en 2022 y 2023 ha afectado negativamente el consumo, planteando desafíos para toda la cadena de valor.

Todo esto sin contar, como factores negativos para el ingreso del productor lechero, los impactos en los costos de producción. Tendremos un alza esperada del salario mínimo –que podría rondar el 12% frente a una inflación estimada al finalizar el año de alrededor de un 10%–. A esto se suma la presión que ya ejerce el aumento de los combustibles, y, por supuesto, el aumento de los peajes, la mayor carga tributaria y otros costos de producción.

¿Resiste el margen del productor todas estas presiones? ¿Cuándo más se va a resentir la capacidad de compra de los consumidores? La recesión asoma las narices.

Tomado de: https://www.contextoganadero.com/