Colombia, un país con una economía fuertemente ligada a la agricultura, se enfrenta a un cambio climático significativo. Tras el fin del fenómeno de El Niño, caracterizado por sequías y pocas lluvias, el país se prepara para la llegada de La Niña, que traerá intensas precipitaciones.

El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) aún no tiene información precisa sobre la duración y magnitud del fenómeno de La Niña, pero se espera que llegue a su pico entre octubre y noviembre. Aunque las precipitaciones han comenzado a llegar a las regiones que sufrieron sequías extremas por El Niño en los primeros meses del 2023, se espera que el clima se mantenga “neutral” hasta dentro de un par de meses.

Este cambio rápido de condiciones climáticas plantea una pregunta importante: ¿es positivo o negativo un periodo de transición rápido entre El Niño y La Niña para el agro? La respuesta no es sencilla, ya que el sector agropecuario es uno de los más afectados por las condiciones climáticas extremas.

Según un informe del Grupo Bancolombia, se espera que el clima favorezca al agro y las lluvias no se extiendan como en el periodo 2020-2022, en el cual los sectores agroexportadores fueron los más afectados por los casi 30 meses consecutivos de pluviosidad.

Dependiendo de si son meses con La Niña o El Niño, cada cadena agropecuaria reacciona de manera diferente. Cuando se alarga una determinada condición climática, puede pasar incluso de ser positiva a ser desastrosa en una determinada actividad.

Por ejemplo, según un análisis de Corficolombiana, el fenómeno de El Niño, a pesar de que ya terminó en el país, continuará generando presiones alcistas sobre la inflación de los alimentos perecederos y la electricidad, lo que hará que este indicador se estabilice sobre el 7% durante el segundo trimestre de 2024.

En conclusión, el cambio de El Niño a La Niña presenta tanto desafíos como oportunidades para la agricultura colombiana. Mientras que algunas áreas pueden beneficiarse de las lluvias, otras pueden verse seriamente afectadas. Es esencial que los agricultores y las autoridades estén preparados para manejar estos desafíos y minimizar cualquier impacto negativo en la producción de alimentos.

Tomado de: agronegocios

Editado por: Croper