El cultivo de fríjol es fundamental para la economía y la seguridad alimentaria en Colombia, especialmente en los departamentos de Nariño y Cauca. Con una producción anual de aproximadamente 20.000 toneladas, este cultivo es clave en la alimentación de más de 10 millones de colombianos.
Sin embargo, enfrenta una amenaza grave: el cancro del fríjol, una enfermedad fúngica causada por Colletotrichum lindemuthianum, capaz de devastar hasta el 90% de las plantaciones. Las hojas infectadas presentan manchas negras y marchitez, mientras que el hongo se propaga rápidamente con la lluvia.
Alternativas sostenibles para combatir el cancro del fríjol
Históricamente, los agricultores han utilizado fungicidas para controlar esta enfermedad, pero el uso prolongado puede generar resistencia en el patógeno y dañar el follaje. Actualmente, el 70% de los agricultores de fríjol en Colombia dependen de estos productos químicos, incrementando los costos de producción y los riesgos ambientales.
Ante este problema, una investigación de la Universidad Nacional de Colombia (Unal), liderada por Catalina Saldarriaga Gómez, propone una solución más sostenible: el uso del fosfito de potasio. Este compuesto, formado por fósforo y potasio, no solo actúa contra el hongo, sino que también fortalece las defensas naturales de la planta, permitiéndole resistir futuras infecciones sin los efectos adversos de los fungicidas tradicionales.
Resultados alentadores de la investigación
Para evaluar su efectividad, la investigadora aplicó fosfito de potasio a 60 plantas de fríjol común e introdujo la cepa más agresiva del hongo. En solo 15 días, las plantas no tratadas murieron, mientras que aquellas protegidas con fosfito mostraron una reducción del 80% en la severidad de la enfermedad y sus hojas presentaban lesiones leves.
"Las dosis de fosfito de sodio aplicadas eran de 1,5 mililitros por litro, logrando retrasar el avance de la enfermedad en cuatro días, tiempo en el que sin tratamiento las hojas se deterioran y aparecen manchas negras", explica Saldarriaga.
Además, se registró un incremento del 30% en la producción de granos en las plantas tratadas, lo que representa un beneficio económico significativo para los productores.
Un impacto positivo en la agricultura colombiana
La adopción del fosfito de potasio podría marcar un antes y un después en el cultivo del fríjol en Colombia. En regiones como Nariño y Cauca, donde la enfermedad ha causado estragos por décadas, esta solución podría aumentar la producción en más de un 25%, mejorar los ingresos de los agricultores y garantizar la seguridad alimentaria.
Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Colombia produce 20.000 toneladas de fríjol anualmente, destinadas tanto al consumo local como a la exportación. Proteger este cultivo de enfermedades como el cancro es esencial para la sostenibilidad agrícola y el bienestar de miles de familias.
Hacia una agricultura más ecológica
La investigación también comparó cepas menos agresivas con las más virulentas, identificando que las más peligrosas producen esporas de color salmón, capaces de destruir el follaje con rapidez. Estos hallazgos, respaldados por los profesores Adriana González Almario y Gustavo Ligarreto, representan un gran avance en la lucha contra el cancro del fríjol y promueven prácticas agrícolas más ecológicas y efectivas.
Con soluciones innovadoras como esta, el futuro del fríjol en Colombia podría ser más sostenible, beneficiando a productores, consumidores y al medio ambiente.
Tomado de Agronegocios
Editado por Croper