El mundo se enfrenta a una creciente escasez de su aceite comestible más versátil: el aceite de palma. La solución puede estar en los productores emergentes de América Latina, a medio mundo de distancia de las vastas plantaciones de aceite de palma del sudeste asiático.

En Malasia e Indonesia, que hoy representan la mayor parte de la producción, los viejos árboles que cubren gran parte de la región son cada vez menos productivos. Además, la mano de obra es cada vez más escasa y los controles sobre el trabajo de suelos se han vuelto más estrictos, lo que dificulta la replantación.

Por otro lado, en América Latina, el panorama es totalmente distinto para los nuevos plantadores de Colombia y Guatemala. Allí, algunos agricultores producen casi el doble de aceite por hectárea que sus colegas del sudeste asiático. Además, para cumplir con la inminente normativa europea que prohibirá las importaciones de cultivos procedentes de tierras recién deforestadas, los cultivadores ya se están centrando intensamente en la tecnología de satélites y geolocalización para garantizar la total trazabilidad de las cadenas de suministro.

América Latina está emergiendo como una nueva frontera para el aceite de palma, lo que ha aumentado la competencia, especialmente en Europa. Los agricultores de América Latina “han aprendido de los errores cometidos por Indonesia y Malasia en materia de deforestación”, dijo Khor Yu Leng, economista de la consultora Segi Enam Advisors en Singapur.

Las exportaciones de aceite de palma de Centroamérica y Sudamérica están aumentando. Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en la última década se han disparado un 70%, frente a un crecimiento de solo el 14% en los envíos mundiales.

Colombia ya es el cuarto productor mundial y tiene “mucho margen” para desarrollar sus 600.000 hectáreas de plantaciones, según Nicolás Pérez Marulanda, presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma. El Gobierno ha identificado alrededor de cinco millones de hectáreas que son muy aptas para la palma sin necesidad de deforestar.

En resumen, América Latina, con su enfoque en la sostenibilidad y la trazabilidad, está preparada para asumir un papel más importante en la producción global de aceite de palma, ofreciendo una solución a la creciente demanda mundial de este versátil aceite comestible.

Tomado de: agronegocios.co

Editado por: Croper