El oídio, más conocido como cenicilla o blanquillo, es una enfermedad que afecta a una gran variedad de plantas. Por suerte, resulta muy fácil detectar ya que sus síntomas son claros.

Es importante tener en cuenta que el oídio es un hongo, cuya presencia es habitual en las plantas. Generalmente aparece en primavera, aunque en determinados climas pueden extenderse hasta el verano, e incluso en el otoño.

Esta enfermedad aparece cubriendo las hojas, frutos, ramas y brotes de las plantas con una pátina blanca que recuerda a la ceniza. Cuando atacada de un modo fuerte, las hojas se ponen en amarillo y después se secan.

El hongo logra dispersarse por la plantación gracias al viento, pudiendo alcanzar a un gran número de plantas. El oído crece en las hojas de las plantas y afecta el rendimiento, ya que reduce la capacidad de hacer fotosíntesis de la planta, hasta llegar a dejarla completamente sin luz y, por lo tanto, matarla.

Puede afectar a plantas ornamentales como rosales, crisantemos y begonias, pero también a frutales como melocotoneros, manzanos, ciruelos y albaricoqueros. Así mismo a cultivos de huerto como las cucurbitáceas como pepinos, sandias, melones, fresas y tomates.

El oídio puede aparecer por una combinación de factores que tienen que ver con el tiempo atmosférico, el ambiente, el abono del cultivo y, también, la pobreza genética de las plantas.

Como en el caso de otros hongos, el oídio necesita humedad para crecer. Es probable que aparezca en cultivos dotados con riego por aspersión o en épocas de lluvias prolongadas y temperaturas que oscilan entre los 10 y los 20 grados centígrados y en condiciones de poca luz. Otra causa puede ser un abonado con excesivo nitrógeno o el abuso de tratamientos químicos.

Prevención del oídio

Como en la mayoría de enfermedades, la mejor forma de prevenir el oídio es tener plantas sanas y fuertes. De esta forma, ellas mismas serán capaces de defenderse de los posibles focos de enfermedad.

Para que esto sea posible, la planta debe estar nutrida correctamente. En este sentido el suelo juega un papel protagonista. Si se tiene un suelo fértil, vivo y con alto contenido de materia orgánica, las plantas crecerán sanas y fuertes; de modo que serán menos susceptibles a las enfermedades y plagas.

Para evitar el oídio procura que:

  • El suelo sea el mejor para el cultivo.
  • La tierra tenga un buen drenaje.
  • Las plantas tengan la adecuada ventilación y luz; también sombra, pero en la correcta proporción.
  • Realices inspecciones oculares periódicas de tus cultivos para mantenerlas sanas.

Tratamiento para el oídio

Eliminar las partes afectadas

Eliminando las partes afectadas a tiempo se evitará la propagación a otras hojas, tallos y entre plantas.

Aireación y poda

Una falta de aireación puede facilitar la colonización del oídio, esto puede ser debido a un follaje demasiado denso y apretado. Los aclareos y podas pueden ser una solución circunstancial, pero si el problema persiste se debe optar por cambiar la planta de sitio o elegir una especie mejor adaptada a la humedad de la zona.

Azufre

Podemos controlar los oídios con espolvoreos de azufre. La investigación acerca del mecanismo de acción fungicida del azufre ha sido enfocada desde distintos aspectos, lo que queda claro es que, por unos caminos u otros, el azufre resulta fatal para el oídio e inocuo si se respetan los tiempos de seguridad adecuados.

Fuente: dinafem.org
Editado por: croper.com