El suelo es un recurso natural no renovable, su degradación pone en riesgo la viabilidad de las diferentes actividades agropecuarias, forestales, e incluso de la misma sociedad.

En la actualidad, los productores agropecuarios tienen muy claro la importancia de la conservación de los suelos para lograr óptimas condiciones en la tierra.

Es por esto que la necesidad de producción extensiva y la alta demanda de alimento de consumo humano, ha motivado al desarrollo de métodos que apuntan al cuidado de la tierra. Una tierra en buenas condiciones, radica en suministrar a las plantaciones lo mejor de los nutrientes, ya que de esto dependerán las cosechas.

Las características básicas de un suelo sano, generalmente se notan cuando, el suelo es oscuro, suave y húmedo al tacto. Anteriormente, no existían buenas prácticas de conservación del suelo por parte de los agricultores; el uso inmoderado de maquinaria y productos químicos, y la agricultura intensiva, provocaron el deterioró y deforestación de algunas tierras.

Así mismo, la contaminación ambiental y los fenómenos climatológicos deterioraron la cubierta vegetal, lo cual no ayuda para la conservación de la tierra. La mayoría de los problemas de la tierra y los cultivos, tienen como causa principal un manejo inadecuado de la planta o de su entorno, ya sea en el trabajo de tierra, en el abonado o por mala aireación en el caso de invernaderos.

La plantación se debe hacer siempre una vez este despejada la tierra de restos de anteriores cultivos, y en una tierra equilibrada en cuanto a aportes nutritivos y que no esté compactada. Una tierra pobre en nutrientes, dará cultivos carentes de vigor, pero un exceso de nitrógenos puede ocasionar pulgones y plantas poco saludables.

En cuanto a la temperatura, la siembra y la plantación deben hacerse siempre con la tierra a una temperatura adecuada, como mínimo de 10oC. Las variedades de plantas a escoger deben der resistentes al clima donde estará el cultivo, buena semilla si es siembra directa y plantas robustas y sanas, si se realiza trasplante. Además, se debe fortalecer con extractos de plantas, cuidando de que tengan buen enraizado desde el comienzo, pues a partir de ahí las plantas desarrollan sus defensas.

Otros aspectos que mejoran la capacidad de la planta para crecer sana es cuidar las distancias de plantación, porque si está excesivamente apretada les limita aire, sol, nutrientes, y un marco excesivamente amplio supone desaprovechar agua y espacio.

El riego es otro factor clave. Cuando sembramos y plantamos, el agua debe cubrir esas primeras necesidades; luego hay que saber manejarlo según el tipo de cultivo para que la planta desarrolle un buen sistema radicular. El exceso de riego, produce erosión, lixiviado de nutrientes, y frutas y hortalizas que se conserven mal. Y una carencia de agua prolongada, puede secar el cultivo.

Hay que aportar el agua necesaria en el momento adecuado, como esto depende de cada tipo de cultivo y según la tierra, no se puede detallar esta norma general, es algo que se aprende con la práctica y la observación.

Una planta sana puede defenderse de las plagas, por eso es importante crear y trabajar por un suelo rico en nutrientes para que éste pueda alimentarse y a su vez, fortalecer las plantas por medio de productos especiales.

Sin embargo, así como se cuida la fertilidad y se busca dar fuerza al suelo para que los cultivos den frutos sanos y las defensas de las plantas se intensifiquen, también es necesario que se utilicen productos para proteger los sembrados como mallas para invernadero que evitarán que posibles insectos ataquen.

Una plaga es el crecimiento desproporcionado de organismos y parásitos malignos que ocasionan daños graves en los cultivos. De esta manera, evitar que estos microorganismos se produzcan, es clave. Por eso se deben utilizar técnicas que abarquen tanto nutrientes como productos protectores.

1.- Utilizar abonos orgánicos que le ayudarán al invernadero a crecer sano y bajo condiciones propias y adecuadas de un cultivo, sus frutos serán apetecidos en el comercio.

2. Utilizar policultivos y asociaciones de cultivos, de esta manera tendrá más posibilidades de obtener varios productos en una sola cosecha, optimiza terreno y tiene más posibilidades de producción, pero para que esto suceda, es importante contar con tanques de almacenamiento para agua que le ayudarán a nutrir su invernadero.

3.- El uso de extractos de plantas y minerales para lograr controlar la parte biológica del sembrado, esto consiste en extraer mediante algunos procesos químicos y físicos, los jugos de algunos cultivos y aplicarlos a aquellas plantas que se desean proteger. En este punto es de suma relevancia que utilice geomembranas que le ayuden a cuidar sus cultivos al momento de llevar a cabo las técnicas químicas que requieren los mencionados extractos de los frutos.

Fuente: Portal frutícola
Editado por: Croper.com