Desde hace años se ha venido advirtiendo sobre los riesgos de administrar antibióticos de forma indiscriminada en el ganado, pues pueden quedar residuos en la carne y la leche que consumimos.
Estudios realizados en en Australia, España y Dinamarca demostraron que la resistencia se puede transmitir por otras vías. Una investigación realizada por la Universidad de Nueva Inglaterra (Australia) descubrió que el alto uso de antibióticos en las ganaderías podría generar una gran cantidad de bacterias resistentes a este tipo de fármacos.
En una entrevista realizada por el medio ABC de Australia, a la doctora Gal Winter microbióloga de UNEF, esta afirmó que esta resistencia podría propagarse a las personas.
“Esa población resistente luego se transferirá al suelo o al medio ambiente. Puede transferirse a nosotros a través de los alimentos para animales, de estar en el suelo, simplemente del polvo y del aire, y de diferentes plantas”, aseguró.
Según la doctora, el uso proactivo de antibióticos debe disminuir o de lo contrario podría ocasionar serias implicaciones para nuestra capacidad para combatir enfermedades. “La resistencia a los antibióticos ya es uno de los mayores problemas, probablemente el mayor problema al que nos enfrentamos. Una vez que perdemos la capacidad de usar antibióticos, realmente nos quedamos con muy poca defensa contra los patógenos”, explicó.
Por otra parte, el estudiante de doctorado Fadhal Abbas comparó el estiércol de corrales con suelos agrícolas fertilizados con y sin él. Tras exponerlos a diferentes tipos de antibióticos, encontró que entre 30 y 75 % de las bacterias resistentes se encontraban en el suelo tratado con estiércol.
“Los animales que viven en un área limitada, como un patio de engorde, aumentan la transmisión de bacterias a través del contacto directo entre animales, o mediante la ingestión de alimentos y agua contaminados en las heces”, indicó Abbas en sus hallazgos.
También añadió que, esto el establecimiento de nuevas cepas de bacterias resistentes a los antibióticos en sus productos, especialmente en el estiércol”, añadió.
De acuerdo con Winter, su supervisora, los consumidores no deben preocuparse de esta resistencia cuando adquieren productos en el supermercado, sino que es un problema de las granjas y la consideró como “una preocupación global sobre la que debemos actuar.
Antibióticos pueden generar bacterias resistentes en ríos
Por otro lado, un estudio de 4 años ha confirmado la presencia de residuos de antibióticos, y junto a ellos de bacterias resistentes a estos, en las aguas de varios ríos del norte de España, con especial intensidad en áreas con focos de ganadería industrial, según la revista Público.
El trabajo desarrollado por las universidades de Zaragoza, Navarra y Lleida, un centro de investigación de Pau adscrito al CNRS (el CSIC francés) y la empresa Navarra de Infraestructuras Locales encontró que esa gama de fármacos resultó inocua.
“Es un fenómeno que entraña riesgos para la salud pública y que parece estrechamente relacionado con la ganadería industrial o intensiva, en la que históricamente ha sido frecuente el uso de esos fármacos, especialmente en especies de abasto como los pollos y los cerdos”.
Por su parte, un grupo de investigación de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) ha descubierto que los genes que hacen que las bacterias sean resistentes a los antibióticos pueden persistir más tiempo de lo que se creía anteriormente, de acuerdo con Europa Press.
“Un enorme número de bacterias con genes resistentes a los antibióticos procedentes de los seres humanos y del ganado acaban en las aguas residuales y pueden propagarse por esa vía al medio ambiente. Una de las preocupaciones es que esas bacterias podrían acabar convirtiendo las bacterias ambientales en patógenas, es decir, en bacterias que causan enfermedades. De este modo, todo está conectado", afirmó Jonas Stenlokke Madsen, otro de los autores principales del estudio.
Fuente: Contexto ganadero
Editado por: Croper.com